El silencio

 Pasamos gran parte de nuestra vida buscando la felicidad sin ver que el mundo de nuestro alrededor está lleno a rebosar de maravillas. Estar vivos y caminar por la Tierra es todo un milagro y, sin embargo, la mayoría de las personas persiguen una cosa tras otra para gozar de una mejor situación. La belleza nos está llamando cada día, a cada hora, pero raras veces le prestamos oídos.

El silencio interior es esencial para poder oír la llamada de la belleza y responder a ella. Si en nuestro interior no hay silencio —si nuestra mente, nuestro cuerpo, están llenos de ruido— no oiremos la llamada de la belleza.

En nuestra cabeza está sonando sin cesar una radio, la del PSP: Pensar Sin Parar. Nuestra mente está llena de ruido, por eso no podemos oír la llamada de la vida, la llamada del amor. Nuestro corazón nos está llamando, pero no lo oímos. No tenemos tiempo para escucharlo.

La plena conciencia es la práctica que silencia el ruido de nuestro interior. Sin ellanos dejaremos arrastrar por una cosa tras otra. A veces nos dejamos llevar por el arrepentimiento y el pesar relacionados con el pasado. Al venirnos a la cabeza recuerdos y vivencias de antaño, revivimos una y otra vez el sufrimiento que nos causaron. Es fácil quedarnos apresados en el pasado.

También nos dejamos llevar por el futuro. Una persona que esté preocupada y asustada por el futuro está tan atrapada en él como otra anclada en el pasado. La ansiedad, el miedo y la incertidumbre que nos provoca el futuro nos impide oír la llamada de la felicidad. De modo que también nos quedamos apresados en el futuro.

Silencio- Thich Nhat Hanh





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