Calificaciones escolares- No premies las notas


Un recurso habitual de los padres para animar a los hijos a estudiar es prometerles grandes regalos si aprueban o si sacan buenas notas.
Sin embargo, los especialistas en educación lo consideran un error, ya que el niño no debería necesitar premios externos y materiales para disfrutar con el aprendizaje; su mejor estímulo debería ser descubrir cosas nuevas, plantearse retos y desarrollar sus intereses.
Las buenas notas se pueden elogiar, aplaudir e incluso celebrar, pero nunca comprar, porque se convierte al niño en esclavo del estímulo material.


¿Premiar Notas?

Muchos padres, llenos de buena voluntad, prometemos a nuestros hijos grandes premios para animarles a estudiar. Pero los educadores ven en ello un método arriesgado que no siempre viene acompañado de mejores resultados.
 
¿Una herramienta educativa?

Todos tanto padres como educadores deseamos fervientemente que nuestros hijos y alumnos saquen buenas notas en el colegio. La inteligencia es un factor muy complejo que, afortunadamente, los psicólogos y profesionales de la enseñanza tratan cada día con más delicadeza y profundidad. Ahora ya se sabe que hay muchas clases de inteligencia, una de ellas es la que necesita para superar los exámenes escolares. Pero afortunadamente no es la única. Aunque el valor de una persona no puede ni debe medirse por el catalejo miope de las calificaciones académicas, lo cierto es que en la sociedad actual tienen un valor desmesurado, y que los padres hacemos todo lo que podemos para que las notas de nuestros hijos sean lo más brillantes posible.
Dentro de esta dinámica, un recurso muy utilizado por los padres es ofrecer a su hijo un regalo si aprueba la evaluación o si saca buenas notas. Pero estas técnicas no acostumbran a tener el resultado que habíamos imaginado.

No existe ningún estudiante al que le guste fracasar en sus exámenes. La satisfacción por el éxito es algo natural en las personas pero los padres acostumbramos a explotarlo muy poco. Infravaloramos esa necesidad que tiene todo ser humano de demostrarse a sí mismo y a los demás lo que es capaz de hacer y la sustituimos por un bien material. Pero en realidad, la alegría y el bienestar interior que producen el éxito y la superación de las dificultades, no se puede suplir con ninguna recompensa material.
Cuando prometemos un regalo a nuestro hijo para que apruebe en una evaluación, fomentamos que en la siguiente nos pida algo superior como recompensa, pero a medida que crece irá demandando premios mayores y estos premios pueden pasar a ser un chantaje a cambio del aprobado.

Y esa no es una buena manera de proceder. Las buenas notas se han de elogiar, ensalzar, aplaudir, todo lo que queráis, pero jamás comprar. El trabajo del estudiante es estudiar. El nuestro es apoyarle en todo lo que necesite como estudiante y como persona. Reconocerle sus méritos, habilidades y ayudarle a aceptar sus limitaciones que también las tiene, como todo el mundo.
Además, cuando a pesar de la recompensa prometida, el niño no triunfa, la sensación de fracaso aumenta porque no ha conseguido la meta ni siquiera con los estímulos anunciados. Desde esta perspectiva, cuanto más grande es el premio, mayor es el malestar interior que provoca el fracaso y más disminuye la autoestima.
Los especialistas no piensan que sea una buena técnica prometer para aprobar. Otra cosa diferente es que toda la familia se alegre de los éxitos de uno de sus miembros, lo alaben y lo festejen.

Pablo Pascual Sorribas

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