Tocados y hundidos: cuatro signos de que una relación se acaba


Saber identificarlos puede evitar sufrimientos o hacer que lleguemos a tiempo para el rescate.



Es una pena que no existan forenses que determinen la muerte de una relación de pareja, levanten acta y faciliten el certificado de defunción. Pero contrariamente a lo que le ocurre a nuestra parte física –cuyo fin es fácil de diagnosticar–, determinar con precisión en el tiempo cuándo una relación se ha evaporado resulta casi tan complicado como ponerse de acuerdo respecto al origen del universo.




Lo único cierto es que la mayoría de las historias de amor tiene más interés en la historia que en su adjetivo, y sobreviven mucho más de lo que deberían. A menudo convivimos con un fantasma, un recuerdo, un sentimiento de culpa, una bondad malentendida, una adulterada idea de lo que es el afecto o, en el mejor de los casos, con un compañero de piso antes que con nuestra pareja. Ésta se desintegró hace años y, aunque la mayoría de nuestras amistades y personas cercanas ya lo sabían hace tiempo, nosotros somos siempre los últimos en enterarnos.
¿Por qué compartí techo tantos años junto a este mastuerzo? o ¿cómo desperdicié mi vida sexual con alguien nada interesado en el sexo? son preguntas que vienen a nuestras cabezas tras pasar el terremoto de la ruptura y que convendría que contestáramos para no incurrir en el mismo error en el futuro. Ya saben, el hombre no sólo tropieza varias veces en la misma piedra, sino que gusta de cargarla al hombro para asegurarse de repetir. Por si les sirve de algo, aquí hay algunos síntomas que nos indican que nuestra relación está en apuros, necesita cuidados intensivos o que, de repente, ha dejado de respirar ...
para siempre. (sigue)

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