Hubo una vez...

Hubo una vez en la que pensé que tenía límites, ya no recuerdo cuando fue. Ni siquiera sé en que momento me di cuenta que no era así, que la medida de los imposibles solo estaba en la capacidad de saber esperar y aceptar.



Cuando era pequeña develé un secreto que con el tiempo fui olvidando, esas maravillosas épocas donde estar cerca del cielo era probable, soñar no costaba tanto. La vida me fue llevando por un sinfín de caminos, situaciones, momentos, luces, sombras, rostros amables, otros no tanto y como consecuencia mis ojos se fueron abriendo tanto, que por momentos era difícil ver la realidad. Los ojos físicos querían acaparar todo, quizás me hicieron ver más de la cuenta. Llegó un día en que decidí cerrarlos por un rato y empezar a observar con las verdaderas pupilas, las que brillan e iluminan.
Desde que le di rienda suelta a mi corazón, él capta y asimila, sabe y escucha. Con los ojos del mundo veo, con los del alma entiendo. Ahora sí, estoy más segura que nunca, ese secreto siempre estuvo dentro de mí, llamándome desde lo más profundo y que no existen límites para quienes se empeñan en volar alto, animando a otros para que también lo intenten.Natalia Lewitan - Escritora

Imagen:"Gentle Wings" by Christian Schloe- Fuente: Minerva y el Centauro


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Oración de las mujeres guardianas de la Tierra

El Ikigai

Las 12 barreras de la comunicación