Deseada...Amada...

.... Si querer ser deseada es un asunto de imagen, querer ser amada es un asunto de corazón. Ser amada es ser conocida en nuestro verdadero espíritu, abierto y falible. Ser auténtica con una misma no significa juzgar, culpar o dejar que la lengua lance palabras desagradables e inculpatorias. Por el contrario, significa expresar los propios pensamientos y sentimientos con respecto por los demás, sin intentar ocultar las partes difíciles y las asperezas para mantener una imagen brillante y limpia.
 
 
Cuando vivimos conforme a la verdad, descubrimos lo que constituye no sólo nuestra naturaleza individual, sino también nuestra humanidad fundamental. Sin embargo decir la verdad puede exponernos a la crítica y al juicio y, sobre todo, a nuestros propios miedos sobre la naturaleza de nuestros deseos. Admitir quiénes somos y lo que queremos, reconociendo nuestra dependencia y gratitud, nos sitúa en una posición vulnerable. Aprendemos que las capacidades y fuerzas humanas están siempre limitadas por la debilidad, cansancio, el olvido, los malos hábitos y otras imperfecciones. Estas limitaciones innatas nos hacen tomar conciencia de las formas en que necesitamos a los demás y nos impulsan a apreciar cómo nuestras relaciones nos ayudan y sustentan. Esconderse de la verdad conduce sólo  lo contrario: a la ansiedad autoprotectora, al aislamiento, al miedo y a la vergüenza.
La mujer y el deseo- Polly Young-Eisendrath
Arte: Irma Kusiani
 
 
 

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